Muñeca-alacena de lo cotidiano. Hay kilómetros de líneas en un ocaso. Bordearé el camino de las palabras para llegar a mis juguetes, y en un descuido, te engañaré para encerrar una noche de junio en nuestros cubos.
Rosas recién cortadas, decapitadas de su tallos...en la primeras tardes de sol. El calor convierte en vapor las lágrimas, y los proverbios se cruzan de brazos y no trabajan, seductores, se sientan con los turistas a ver pasar cristos sindicados.