Para conocer París nada mejor que los irónicos y embriagodores relatos de Eugenio D'Ors. Os dejo una pequeña muestra:
Comer en el bosque es merecida recompensa a una fatigosa jornada en el cruel París estival. Ir hasta allí en automóvil, una exquisita preparación para el ágape.(...) Ya estamos en la morada de los dioses, el Bosque. Ocurre sin embargo que los dioses se han ausentado. Están tomando las aguas en e viejo Vichy, o bien bañándose en Ostende, o jugando y apostando en Trouville-Deauville, Baden-Baden, o escuchando música en Munich, o mandando tarjetas postales desde Noruega o Escocia...No importa, todavía quedan en París algunos semidioses. Comen aquí, en el Pré Catalan, contemplando la curiosa decoración de Caran d'Arche, dejándose mecer en la añoranza por el vals de los zíngaros o divirtiéndose en analizar los reflejos de la luz sobre la cristalería y sobre la pedrería dudosa de las dudosas parroquianas...que, ellas sí, pobrecillas, no son ni tan siquiera semidiosas, porque de éstas nuestra mitología anda escasa..
(París, Eugenio D'Ors)